Látex, ¿por qué?

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Es difícil explicar el embrujo del látex a través de unas líneas. Como muchas cosas dentro del mundillo de la dominación-sumisión, no es arriesgado afirmar que hay que vivirlo (y disfrutarlo) para entenderlo. El látex es un material muy peculiar. Parte de su atractivo está en su aspecto, con ese brillo característico que genera una atención inmediata. Pero no es lo único. Está su olor, que puede resultar fuerte en un primer momento pero que de alguna forma se convierte en una fragancia realmente sexy para los que entran en este mundo. Está su tacto, esa naturaleza que lo convierte en una segunda piel cuando se usa una tela fina o un elemento que transforma en algo diferente nuestra piel cuando se utiliza una tela de mayor grosor. Hay personas y físicos que parecen estar hechos para lucir esta prenda (algo que le repito habitualmente a mi pareja, que parece haber sido creada para enfundarse un vestido de látex).

Todo sea dicho, el primer contacto con este material puede resultar complejo. No es fácil de poner, hay que encontrar la prenda adecuada y no tiene el resultado inmediato de otros materiales como el vinilo. Pero si ya tienes la curiosidad del principio, merece la pena adentrarse en este universo. Las opciones son numerosas. Personalmente, recomendaría comenzar el contacto con este material a través de prendas de vestir sencillas. Una falda con vuelo o un vestido más pegado a la piel pueden ser un primer acercamiento muy interesante, sobre todo si no se parte de una posición muy fetichista. Y de entrar, mejor hacerlo con una prenda más cara de algún fabricante especializado. En los sex-shops abundan prendas de una calidad realmente basta, que pueden darnos la impresión de que el látex es algo diferente a lo que realmente es. Algo que, por cierto, nos ocurrió a nosotros, aunque por suerte decidimos volver a intentarlo una segunda vez. Y esa es otra de las claves. Paciencia. Si el primer acercamiento no ha sido lo que esperabas, dale una segunda y una tercera oportunidad.

Otra de las opciones que pueden dar un excelente resultado es empezar por el vinilo. Una prenda de este tipo es fácil que quede bien, y puede servir como un paso intermedio para experimentar el mundo del látex (además, si en absoluto te hace gracia una prenda de vinilo es probable que el látex no sea lo tuyo). Por supuesto, luego descubrirás las profundas diferencias de los dos materiales. Pero es un buen comienzo. ¿Te animas?

 

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